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Otoño

Telurian se encuentra en la estación otoñal, las bajas temperaturas y vientos golpean las ciudades y hacen crecer la humedad del aire mientras los bosques ceden a los vientos y pierden sus ya secas y amarillentas hojas. En el desierto se crean peligrosas tormentas de arena.
En una mano lleva la piedra y con la otra muestra el pan - Amanecer -
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En una mano lleva la piedra y con la otra muestra el pan - Amanecer -
Han pasado varios años desde que el joven Ritsen tuvo que abandonar su pueblo, muchas historias y anécdotas han ocurrido, pero no son aquellas historias las que serán contadas en las líneas venideras, sino más bien, la historia que se entreteje tan finamente como la telaraña que atrapa a una inocente mosca, pues los humanoides no son capaces de ver los destinos que ponen los dioses por delante.
Nos encontramos al Norte de Risknar, un valle con centenares de roqueríos, que crean un ambiente de misterio, de las que sientes que hay un secreto a la vuelta de la esquina, en este caso, al otro lado del árbol.
Un amplio y reflexivo silencio cobijaba todo el valle, tan solo por unos momentos, algunos cantos de aves desgarraban tan profundo silencio, que más que hacer sentir que no estabas solo, te hacía sentir asustado, pero un gran estruendo quebraba aun mas este silencio y se repitió dos veces más. Dos conejos que se alimentaba uno al lado del otro corrieron asustado, pero uno de ellos devolvió la mirada al lugar que provenía el estruendo y pudo ver una gran forma alada de color café golpeándose contra los roqueríos, haciendo que brotaran algunas rocas y rodara hacia abajo aplastando y acarreando todo a su paso, por lo que volvió a tomar vuelo aquel pequeño conejo.
Aquella extraña forma se pudo identificar de mejor forma a los pocos segundos, era un dragón que al parecer no poseía control sobre sí mismo, chocando con lo que se cruzara y provocando daños por todos partes conjuntamente se oía como se quejaba aquel dragón.
Ya es muy tarde para detener el choque, deberé prepararme para el impacto, pensó Ritsen mientras con todas sus fuerzas intentaba coordinar un cómodo impacto, pero el aun no sabía que sería en vano y tampoco llegaría a saberlo pues perdió el conocimiento antes de estrellarse contra el suelo.
El estruendo final fue tan fuerte que muchas aves cercanas salieron volando asustadas al igual que algunas alimañas cercanas, mientras que aquel extraño dragón perdía su forma y tomaba una más parecida a un humanoide, inconsciente en el suelo.
Nos encontramos al Norte de Risknar, un valle con centenares de roqueríos, que crean un ambiente de misterio, de las que sientes que hay un secreto a la vuelta de la esquina, en este caso, al otro lado del árbol.
Un amplio y reflexivo silencio cobijaba todo el valle, tan solo por unos momentos, algunos cantos de aves desgarraban tan profundo silencio, que más que hacer sentir que no estabas solo, te hacía sentir asustado, pero un gran estruendo quebraba aun mas este silencio y se repitió dos veces más. Dos conejos que se alimentaba uno al lado del otro corrieron asustado, pero uno de ellos devolvió la mirada al lugar que provenía el estruendo y pudo ver una gran forma alada de color café golpeándose contra los roqueríos, haciendo que brotaran algunas rocas y rodara hacia abajo aplastando y acarreando todo a su paso, por lo que volvió a tomar vuelo aquel pequeño conejo.
Aquella extraña forma se pudo identificar de mejor forma a los pocos segundos, era un dragón que al parecer no poseía control sobre sí mismo, chocando con lo que se cruzara y provocando daños por todos partes conjuntamente se oía como se quejaba aquel dragón.
Ya es muy tarde para detener el choque, deberé prepararme para el impacto, pensó Ritsen mientras con todas sus fuerzas intentaba coordinar un cómodo impacto, pero el aun no sabía que sería en vano y tampoco llegaría a saberlo pues perdió el conocimiento antes de estrellarse contra el suelo.
El estruendo final fue tan fuerte que muchas aves cercanas salieron volando asustadas al igual que algunas alimañas cercanas, mientras que aquel extraño dragón perdía su forma y tomaba una más parecida a un humanoide, inconsciente en el suelo.
Ritsen- Dragones
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Re: En una mano lleva la piedra y con la otra muestra el pan - Amanecer -
Solo un motivo arraiga a Grid a no salir de los barrios bajos, la peligrosidad del mundo exterior, esto parece un pensamiento bastante alocado, ya que de por sí, vivir en esta zona puede resultar un tanto peligrosa, pero nada comparado con la furia del campo abierto, donde la desdicha sonríe maliciosamente a los jóvenes aventureros que de forma audaz, deciden entregarse a él. Algo parecido le pasa a nuestro pícaro cambiapieles, quien tras estos cuatro años de fatigoso trabajo para sobrevivir decide emprender un cambio, un cambio en su vida, quiere dejar de vivir atemorizado por los humanos y si ha de caer bajo el amparo de la naturaleza, que así sea.
Gridoro no espera a que el alba haga su aparición, sino que su emprendimiento lo realiza antes, mientras las personas duermen en sus casa y algunos ladrones se esconden entre las sombras, bueno, digamos que los ladrones no son los únicos, ya que nuestro novato aventureros realiza esas mismas acciones para escabullirse entre las calles frías del barrio. “Esto no me tomará mucho tiempo” piensa. Recordemos que Grid ha vivido aquí sus últimos cuatro años de vida, por lo que zonas de seguridad, pequeños callejones y atajos se encuentran dentro de su mapa mental, esperando ser evocados en el momento necesario. “Si voy por aquí...” gira su cabeza al escuchar un ruido de pasos “… no es nada” se alivia dando un suspiro “diez minutos, eso me tomará salir de este lugar” tanto el miedo como las ansias de ser libre se sienten en el cuerpo de Grid, quien con paso decidido corre hacía el portal que lo separa de una vida de vandalismo a una de libertad.
Si, Grid comete su misión, huyendo a más no poder de aquella ciudad que lo albergó durante toda su vida, lugar en donde vivó como una persona normal y lugar que le recordarán terribles momentos de su vida, pero esto no es un problema, ya que por su mente solo pasa el aire de un nuevo amanecer. – Lo hice – después tantos años, por fin se siente seguro de sí mismo como para salir a explorar este mundo. Tras correr unos minutos, sus pasos comienzan a ser más lentos, hasta llegar al punto de caminar. Su cuerpo exhausto siente una sensación diferente de cansancio. Pasan algunas horas desde que el cambiapieles deja la ciudad, rumbo al norte de Risknar.
Él sabe que en ese lugar se encuentra un roquerio, el cual es famosos ya que posee una de las ciudades más majestuosas, la ciudad de Emóna, el siguiente destino de Grid, camina para dar por comenzada su aventura, adentrándose al lugar un poco temeroso, está en ello cuando un sonido lo llama particularmente la atención, de hecho lo ve cayendo por los aires muy cerca de él, chocando con todo lo que se le cruza. La ráfaga de viento más el asombro hace que el joven caiga al suelo - ¡Un dragón! – exclama, ya temiendo por su vida, no ha pasado ni media jornada y ya se ha topado de vista con un ser totalmente peligroso. Su instinto le dice que huya, pero el estruendo cesa de inmediato.
Este evento lo deja confuso, ya que no ha escuchado hablar sobre dragones volando en el reino de Risknar, más bien, Grid jamás ha visto uno más que en bocetos de libros. Se levanta mirando el cielo, notando con la vista que la bestia ya se ha ido a otro lado – quizás ande por aquí cerca – se pregunta girando su cabeza hacia los lados, pero solo ve a dos conejos huir del lugar. Un poco más allá se ve una figura humana tendida en el suelo – puede que… - no termina su oración, pero piensa que aquella figura pudo haber sido herida por el dragón, peor también que puede tratarse de un humano, un vil humano que es mejor dejarle morir, esto suena bien si no fuese porque Grid respeta la vida, no por ellos se ha enfocado solo en defenderse en vez de ir atacando por la vida. Corre hasta la figura, comprobándolo “un humano” - ¡Hey! ¡Hey! ¿Estás bien? – pregunta en un tono alto para intentar despertarlo, no vaya a ser que esta muerto.
Gridoro no espera a que el alba haga su aparición, sino que su emprendimiento lo realiza antes, mientras las personas duermen en sus casa y algunos ladrones se esconden entre las sombras, bueno, digamos que los ladrones no son los únicos, ya que nuestro novato aventureros realiza esas mismas acciones para escabullirse entre las calles frías del barrio. “Esto no me tomará mucho tiempo” piensa. Recordemos que Grid ha vivido aquí sus últimos cuatro años de vida, por lo que zonas de seguridad, pequeños callejones y atajos se encuentran dentro de su mapa mental, esperando ser evocados en el momento necesario. “Si voy por aquí...” gira su cabeza al escuchar un ruido de pasos “… no es nada” se alivia dando un suspiro “diez minutos, eso me tomará salir de este lugar” tanto el miedo como las ansias de ser libre se sienten en el cuerpo de Grid, quien con paso decidido corre hacía el portal que lo separa de una vida de vandalismo a una de libertad.
Si, Grid comete su misión, huyendo a más no poder de aquella ciudad que lo albergó durante toda su vida, lugar en donde vivó como una persona normal y lugar que le recordarán terribles momentos de su vida, pero esto no es un problema, ya que por su mente solo pasa el aire de un nuevo amanecer. – Lo hice – después tantos años, por fin se siente seguro de sí mismo como para salir a explorar este mundo. Tras correr unos minutos, sus pasos comienzan a ser más lentos, hasta llegar al punto de caminar. Su cuerpo exhausto siente una sensación diferente de cansancio. Pasan algunas horas desde que el cambiapieles deja la ciudad, rumbo al norte de Risknar.
Él sabe que en ese lugar se encuentra un roquerio, el cual es famosos ya que posee una de las ciudades más majestuosas, la ciudad de Emóna, el siguiente destino de Grid, camina para dar por comenzada su aventura, adentrándose al lugar un poco temeroso, está en ello cuando un sonido lo llama particularmente la atención, de hecho lo ve cayendo por los aires muy cerca de él, chocando con todo lo que se le cruza. La ráfaga de viento más el asombro hace que el joven caiga al suelo - ¡Un dragón! – exclama, ya temiendo por su vida, no ha pasado ni media jornada y ya se ha topado de vista con un ser totalmente peligroso. Su instinto le dice que huya, pero el estruendo cesa de inmediato.
Este evento lo deja confuso, ya que no ha escuchado hablar sobre dragones volando en el reino de Risknar, más bien, Grid jamás ha visto uno más que en bocetos de libros. Se levanta mirando el cielo, notando con la vista que la bestia ya se ha ido a otro lado – quizás ande por aquí cerca – se pregunta girando su cabeza hacia los lados, pero solo ve a dos conejos huir del lugar. Un poco más allá se ve una figura humana tendida en el suelo – puede que… - no termina su oración, pero piensa que aquella figura pudo haber sido herida por el dragón, peor también que puede tratarse de un humano, un vil humano que es mejor dejarle morir, esto suena bien si no fuese porque Grid respeta la vida, no por ellos se ha enfocado solo en defenderse en vez de ir atacando por la vida. Corre hasta la figura, comprobándolo “un humano” - ¡Hey! ¡Hey! ¿Estás bien? – pregunta en un tono alto para intentar despertarlo, no vaya a ser que esta muerto.
Gridoro- Cambiapieles
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Re: En una mano lleva la piedra y con la otra muestra el pan - Amanecer -
El fresco aire acariciaba el rostro de Ritsen algunos rayos de sol lograban traspasar aquellas espesa neblina mañanera y poder tocar finalmente la tierra, en un lugar del vasto Norte de Risknar yacía este extraño ser, inconsciente y herido por la dura caída, no era más que otro vulnerable ser en aquel pequeño cráter, a la merced de lo que se avecinara.
Una lejana voz se escuchaba, pero nuestro joven aventurero no podía responder, se encontraba tan sumido en la inconsciencia que tan solo atinaba a mostrar pequeñas muecas en la cara y agitar levemente los brazos, pero nada más, hasta que algo o algún espíritu infundio suficiente fuerza en él abriendo los ojos súbitamente, tardando algunos segundos en que su cerebro procesara las imágenes que llegaban, hasta que finalmente pudo distinguir sombras, luego los colores, y cada vez formas más definidas, en las que se destacó un joven de cabello castaño claro y piel blanca, debía haber sido él quien le había hablado, pero no estaba seguro, tampoco recordaba las palabras de aquél.
- ¡ughh! - fue lo único que pudo decir Ritsen y posteriormente escupió una mezcla entre saliva y sangre.
Tocó su cabeza pues noto que algo no iba bien, y no estaba equivocado una línea de sangre se perfilaba por un lado de su oreja derecha, Ritsen acercó sus dedos y pudo sentir el calor de la sangre que brotaba
de su cabeza, algo había salido mal.
Busco con la cabeza al joven anterior, pero no lo vio, ya que volvía a desmayarse en el suelo mientras murmuraba – ayu… da… me…- y volvió a yacer en el suelo, a la espera de la voluntad de aquel extraño, el cual había estado en el lugar y momento justo para presenciar aquel impacto.
Una lejana voz se escuchaba, pero nuestro joven aventurero no podía responder, se encontraba tan sumido en la inconsciencia que tan solo atinaba a mostrar pequeñas muecas en la cara y agitar levemente los brazos, pero nada más, hasta que algo o algún espíritu infundio suficiente fuerza en él abriendo los ojos súbitamente, tardando algunos segundos en que su cerebro procesara las imágenes que llegaban, hasta que finalmente pudo distinguir sombras, luego los colores, y cada vez formas más definidas, en las que se destacó un joven de cabello castaño claro y piel blanca, debía haber sido él quien le había hablado, pero no estaba seguro, tampoco recordaba las palabras de aquél.
- ¡ughh! - fue lo único que pudo decir Ritsen y posteriormente escupió una mezcla entre saliva y sangre.
Tocó su cabeza pues noto que algo no iba bien, y no estaba equivocado una línea de sangre se perfilaba por un lado de su oreja derecha, Ritsen acercó sus dedos y pudo sentir el calor de la sangre que brotaba
de su cabeza, algo había salido mal.
Busco con la cabeza al joven anterior, pero no lo vio, ya que volvía a desmayarse en el suelo mientras murmuraba – ayu… da… me…- y volvió a yacer en el suelo, a la espera de la voluntad de aquel extraño, el cual había estado en el lugar y momento justo para presenciar aquel impacto.
Ritsen- Dragones
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Re: En una mano lleva la piedra y con la otra muestra el pan - Amanecer -
Off: Moveré a Risten, autorizado por el mismo.
Grid se acerca al cuerpo el cual se mueve y se queda de dolor, musitando algunas palabras indescifrables para el cambiapieles. Ve que toca su cabeza de forma casi moribunda, él mira la zona y pueden notar que está sangrando – ¡oh cielos! – exclama. Esto agregando que pide ayuda, dejándose en manos del azar y la incertidumbre de si Grid tiene las ganas y la voluntad de ayudarlo. - ¿Qué hago, que hago? – se pregunta mirando al humano con preocupación, sin saber qué hacer, ya que una de las opciones es volver a la ciudad de Risknar o llevarlo hasta la ciudad de Émona. “Mejor dejarlo morir, un humano menos” piensa macabramente, pero agita su cabeza de un lado a otro con la intención de sacarse esa maliciosa idea de la cabeza.
- Tengo que ayudarlo – dice casi entrando a la desesperación. Lo gira suavemente, claro dentro de lo suave está involucrada la fuerza, ese humano pesa mucho más de lo que Grid puede mover de forma constante. Lo deja boca abajo para cargarlo sobre su hombro, con mucho esfuerzo lo logra. Su cuerpo ya está en el límite tras todos estos brusco movimientos. – Despierta, no puedo cargarte, no puedo serte de ayuda – camina un poco, en un camino inclinado hacia abajo para usar menos fuerza. – Escucho un río – se dice convencido mientras discrimina los sonidos propios de la naturaleza para afirma sus propias palabras.
Su andar se vuelve cada vez más lento y el cuerpo del humano se acerca cada vez más al suelo. Grid muestra el esfuerzo en su rostro y corporalidad – ya casi… - intenta sacar fuerza de flaqueza, pero nada ocurre, solo sigue su rumbo hasta estar a unos escasos cinco metros del rio. – Lo siento no doy más – deja el cuerpo allí y termina arrastrándolo hasta su orilla. Con el agua limpia la herida, raja una parte de su camisa y la usa como una improvisada venda.
- Despierta, vamos, despierta – musita una y otra vez, sin quitarle la vista de encima.
- Tengo que ayudarlo – dice casi entrando a la desesperación. Lo gira suavemente, claro dentro de lo suave está involucrada la fuerza, ese humano pesa mucho más de lo que Grid puede mover de forma constante. Lo deja boca abajo para cargarlo sobre su hombro, con mucho esfuerzo lo logra. Su cuerpo ya está en el límite tras todos estos brusco movimientos. – Despierta, no puedo cargarte, no puedo serte de ayuda – camina un poco, en un camino inclinado hacia abajo para usar menos fuerza. – Escucho un río – se dice convencido mientras discrimina los sonidos propios de la naturaleza para afirma sus propias palabras.
Su andar se vuelve cada vez más lento y el cuerpo del humano se acerca cada vez más al suelo. Grid muestra el esfuerzo en su rostro y corporalidad – ya casi… - intenta sacar fuerza de flaqueza, pero nada ocurre, solo sigue su rumbo hasta estar a unos escasos cinco metros del rio. – Lo siento no doy más – deja el cuerpo allí y termina arrastrándolo hasta su orilla. Con el agua limpia la herida, raja una parte de su camisa y la usa como una improvisada venda.
- Despierta, vamos, despierta – musita una y otra vez, sin quitarle la vista de encima.
Gridoro- Cambiapieles
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Re: En una mano lleva la piedra y con la otra muestra el pan - Amanecer -
Sumido en la inconsciencia, vagos recuerdos llegan a Ritsen, recordando aquellas antorchas, recordando las personas que estuvieron cuando él fue expulsado de su pueblo, aquellos espectros volvían a su cabeza evitando que los olvidara, mientras él flotando en la espesura de la oscuridad veía como poco a poco se alejaban, hasta quedar completamente solo, paso un rato, un tiempo, décadas, no llevaba el flujo tiempo, se sentía que allí no existía algo así, era un espacio atemporal, en algún momento gira y mira hacia atrás y ve una imagen de él, una copia exacta a él, pero más perdida, se sentía más desorientada de lo que estaba el mismo, retrocedió por el asombro y tropezó con la nada, sintiendo que caía hasta llegar a un baúl, todo fuera del baúl comenzó a volverse blanco, pero él fue atrapado y su imagen, perdida se quedó afuera.
Ritsen abrió los ojos de a poco, tenía un fuerte dolor de cabeza y veía borroso, no lograba centrar la imagen, tardo un momento en percatarse que alguien hablaba cerca de él, un joven insuflaba ánimos a un Ritsen que anteriormente estaba inconsciente, pero nuestro joven aventurero no lo reconocía no sabía quién era él.
- ¿Quién eres? – pregunto con una voz muy baja mientras se tocaba la cabeza y se sentaba apoyando su espalda en una roca cercana y con sus dedos tocaba el musgo que había crecido en el suelo, en ese momento Ritsen se percató que su acompañante era un humano, muy mala suerte, no debía demostrar nada que anunciara su verdadera raza o sino estaría perdido.
Con todas sus fuerzas intentaba mantenerse despierto, sentía a ratos que se desvanecía y se caía al infinito, pero rápidamente se acomodaba y seguía lo más atento posible que su cuerpo le permitía. El profundo y pesado silencio del Norte de Risknar se hacía notar, no se oían muchos ruidos, así que se podía sentir si hubiera una presencia cercana.
Ritsen abrió los ojos de a poco, tenía un fuerte dolor de cabeza y veía borroso, no lograba centrar la imagen, tardo un momento en percatarse que alguien hablaba cerca de él, un joven insuflaba ánimos a un Ritsen que anteriormente estaba inconsciente, pero nuestro joven aventurero no lo reconocía no sabía quién era él.
- ¿Quién eres? – pregunto con una voz muy baja mientras se tocaba la cabeza y se sentaba apoyando su espalda en una roca cercana y con sus dedos tocaba el musgo que había crecido en el suelo, en ese momento Ritsen se percató que su acompañante era un humano, muy mala suerte, no debía demostrar nada que anunciara su verdadera raza o sino estaría perdido.
Con todas sus fuerzas intentaba mantenerse despierto, sentía a ratos que se desvanecía y se caía al infinito, pero rápidamente se acomodaba y seguía lo más atento posible que su cuerpo le permitía. El profundo y pesado silencio del Norte de Risknar se hacía notar, no se oían muchos ruidos, así que se podía sentir si hubiera una presencia cercana.
Ritsen- Dragones
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Re: En una mano lleva la piedra y con la otra muestra el pan - Amanecer -
Grid, al ver que no despierta, aprovecha de descansar su cuerpo después de realizar esa proeza acarreando el cuerpo pesado de aquel humano hasta la orilla – bueno… – sus pira mirando la parte inferior de su camisa rasgada – era de esperar toparme con algún humano, pero no en estas condiciones – se lleva la palma de su mano derecha a la cabeza y le restriega bajándola hasta su mentón. – Nada que hacer – mira al humano herido tendido a la orilla del río. – Llenaré la cantimplora – se levanta sacando el recipiente hecho de cuero de su bolso, posiciona la boquilla en contra del río y esta empieza a llenarse sin problemas. – Una vez se despierte y vea que está bien, me piro – se dice, tapando la cantimplora “piensa, en estos momentos no es bueno tratar con humanos” no se quedará junto a él ni por un millón de telurianos, su vida vale más que eso. – Además, si algo sale mal… - no alcanza a decir la frase cuando ve que el cuerpo se mueve un poco, pero aun sumido en sueño.
Lo toma para volver a arrástralo, esta vez cerca de un pequeña roca que sirve como respaldo. Lo coloca de tal modo que no pierda el equilibrio - ¿estás bien? – el cambiapieles se queda en cuclillas, luego pregunta al escuchar murmuraciones extrañas de su boca. El humano se mueve preguntando por la identidad de quien lo “salvó”, Grid ha tratado toda su vida con esta abundante raza, así que no le toma ningún problema actuar con normalidad, de hecho sería raro que no lo hiciese. – Soy Gridoro, un viajero que pasaba por aquí – le contesta sin revelar mucha información – pero eso no importa ahora – enfatiza un poco la voz en esta frase - ¿estás bien? Te dieron duro en la cabeza – revelando que alguien lo hirió y que Ocarinish sabe que no fue por arte de magia o por un descuido del humano - ¿quieres algo de agua? – le pregunta mostrándole la cantimplora, dispuesto a pasársela si su respuesta es afirmativa.
- Te vi tirado y te traje acá para lavar tu herida, nada del otro mundo – se levanta – si quieres atención médica, puedes tomar ese camino que lleva a la ciudad de Risknar o seguir por aquí y llegar a la ciudad de Émona – termina diciendo, apuntando un camino improvisado por la naturaleza y usado quizás por otros aventureros. Confiando en que el humano tome su orgullo y se largue a una de las dos direcciones.
Lo toma para volver a arrástralo, esta vez cerca de un pequeña roca que sirve como respaldo. Lo coloca de tal modo que no pierda el equilibrio - ¿estás bien? – el cambiapieles se queda en cuclillas, luego pregunta al escuchar murmuraciones extrañas de su boca. El humano se mueve preguntando por la identidad de quien lo “salvó”, Grid ha tratado toda su vida con esta abundante raza, así que no le toma ningún problema actuar con normalidad, de hecho sería raro que no lo hiciese. – Soy Gridoro, un viajero que pasaba por aquí – le contesta sin revelar mucha información – pero eso no importa ahora – enfatiza un poco la voz en esta frase - ¿estás bien? Te dieron duro en la cabeza – revelando que alguien lo hirió y que Ocarinish sabe que no fue por arte de magia o por un descuido del humano - ¿quieres algo de agua? – le pregunta mostrándole la cantimplora, dispuesto a pasársela si su respuesta es afirmativa.
- Te vi tirado y te traje acá para lavar tu herida, nada del otro mundo – se levanta – si quieres atención médica, puedes tomar ese camino que lleva a la ciudad de Risknar o seguir por aquí y llegar a la ciudad de Émona – termina diciendo, apuntando un camino improvisado por la naturaleza y usado quizás por otros aventureros. Confiando en que el humano tome su orgullo y se largue a una de las dos direcciones.
Gridoro- Cambiapieles
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Re: En una mano lleva la piedra y con la otra muestra el pan - Amanecer -
No había pasado mucho tiempo desde que todo esto ocurrió, el choque, un dragón caído y un humano ayudando, pero no era relevante lo que había sucedido en el corto tiempo, si no lo que sucedería.
A Ritsen le quedo grabado el nombre Gridoro de aquel humano, un nombre peculiar para él, acostumbrado a nombres de dragones, asintió con la cabeza para afirmar que se encontraba bien, eso era lo que creía, y acepto amablemente la oferta de agua de aquel humano, tenía sed, su cabeza le dolía y no podía empeorar con una cantimplora envenenada, además parecía ser una persona buena.
- Gracias por tu ayuda, Gridoro - dijo nuestro joven herido e intento levantarse en vano, pues al poner sus dos pies en tierra, su reacción fue caerse hacia un costado, logrando afirmarse nuevamente, pero sentándose – parece que no me encuentro muy bien – fue lo único que atino a decir e intento hacer memoria de que le había sucedido, pero no recordaba nada, debía ser producto del gran golpe que se dio, no importaba ya pronto volvería.
- ¿Queda muy lejos esa ciudad Émona?, la verdad desconozco el lugar – atinó a decir mientras se tocaba la cabeza, tomo otro sorbo más de la cantimplora y se la devolvió, ahí vio que su mano tenía sangre, se palpo la cabeza y pudo sentir aun sangre tibia, la herida aún no se cerraba del todo. Se sentía mareado y desorientado, algo no andaba bien.
- ¿Podrías llevarme a un lugar cercano para descansar? – eso fue su propuesta, vergonzosa, debía depositar su confianza a un odioso humano, que si se descuidaba seria rápidamente eliminado, ya que su condición no le ayudaba a mejorar, pero era todo o nada, quizás aquí falleciese, asi que su apuesta fue arriesgada, esperando que la suerte fuera propicia, solo debian llevarlo a algún lugar cercano y reposaria, dos o tres dias bastarian y estaria como nuevo.
A Ritsen le quedo grabado el nombre Gridoro de aquel humano, un nombre peculiar para él, acostumbrado a nombres de dragones, asintió con la cabeza para afirmar que se encontraba bien, eso era lo que creía, y acepto amablemente la oferta de agua de aquel humano, tenía sed, su cabeza le dolía y no podía empeorar con una cantimplora envenenada, además parecía ser una persona buena.
- Gracias por tu ayuda, Gridoro - dijo nuestro joven herido e intento levantarse en vano, pues al poner sus dos pies en tierra, su reacción fue caerse hacia un costado, logrando afirmarse nuevamente, pero sentándose – parece que no me encuentro muy bien – fue lo único que atino a decir e intento hacer memoria de que le había sucedido, pero no recordaba nada, debía ser producto del gran golpe que se dio, no importaba ya pronto volvería.
- ¿Queda muy lejos esa ciudad Émona?, la verdad desconozco el lugar – atinó a decir mientras se tocaba la cabeza, tomo otro sorbo más de la cantimplora y se la devolvió, ahí vio que su mano tenía sangre, se palpo la cabeza y pudo sentir aun sangre tibia, la herida aún no se cerraba del todo. Se sentía mareado y desorientado, algo no andaba bien.
- ¿Podrías llevarme a un lugar cercano para descansar? – eso fue su propuesta, vergonzosa, debía depositar su confianza a un odioso humano, que si se descuidaba seria rápidamente eliminado, ya que su condición no le ayudaba a mejorar, pero era todo o nada, quizás aquí falleciese, asi que su apuesta fue arriesgada, esperando que la suerte fuera propicia, solo debian llevarlo a algún lugar cercano y reposaria, dos o tres dias bastarian y estaria como nuevo.
Ritsen- Dragones
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Re: En una mano lleva la piedra y con la otra muestra el pan - Amanecer -
El humano acepta la invitación de la cantimplora sin ningún problema, incluso intenta levantarse a lo que Gridoro se alerta al notar que su equilibrio no está del todo regulado “yo que él, me quedo sentado un rato” piensa al ver como cae sentado, su cuerpo solo reacciona moviéndose un tanto brusco, como un vil reflejo de quien intenta ayudar pero no alcanza. Luego escucha sus palabras con cuidado, ya que debe responder de la forma más cautelosa que puede – no muy bien – le responde tomando la cantimplora de vuelta, la tapa y guarda – sé que queda en esa dirección – apunta con el pulgar hacia atrás justo en la dirección donde está la majestuosa ciudad de Émona. El cambiapiel espera no tener que ayudarlo, de ser posible que el humano se las apañe solo, pero lamentablemente su deseo oculto se derrumba al escuchar las palabras, en cierto modo amenazadora ya que es posible de que esa persona logre identificar la verdadera raza de Grid.
“¿Un lugar cercano?” esa frase navega por su cabeza, retumbando de un lado a otro ¿por qué le pide ayuda?, es una pregunta fácil de responder, al notar que está herido, desorientado y por sobre todo solo, por lo que es natural que le pida ayuda a quien ya le ha ayudado, quizás porque ha ganado algo de confianza en él o “… lo hace porque no tiene a nadie quien le ayude” se acerca al río para llenar nuevamente su cantimplora con agua fresca.
- Te llevaré – le contesta cerrando su recipiente de cuero con agua hasta más no poder, lo guarda. Grid ha estado en este lugar en ciertas ocasiones, nada tan profundo como para conocerlo a fondo, pero si para defenderse en cuanto a guía, por lo menos sabe llegar a la ciudad el norte de Risknar – yo voy a la ciudad e Émona – se acerca a él – allí te curarán esa herida y podrás descansar – acota, denotando que en ningún momento habla de un viaje juntos, sino que pone énfasis en que solo es una ayuda.
- Por cierto… ¿Cómo te llamas? – le pregunta, mientras se prepara para viajar y claro par ayudarle a mantenerse de pie cuando se levante. Todo ello para comenzar el viaje en cuanto el humano este listo.
“¿Un lugar cercano?” esa frase navega por su cabeza, retumbando de un lado a otro ¿por qué le pide ayuda?, es una pregunta fácil de responder, al notar que está herido, desorientado y por sobre todo solo, por lo que es natural que le pida ayuda a quien ya le ha ayudado, quizás porque ha ganado algo de confianza en él o “… lo hace porque no tiene a nadie quien le ayude” se acerca al río para llenar nuevamente su cantimplora con agua fresca.
- Te llevaré – le contesta cerrando su recipiente de cuero con agua hasta más no poder, lo guarda. Grid ha estado en este lugar en ciertas ocasiones, nada tan profundo como para conocerlo a fondo, pero si para defenderse en cuanto a guía, por lo menos sabe llegar a la ciudad el norte de Risknar – yo voy a la ciudad e Émona – se acerca a él – allí te curarán esa herida y podrás descansar – acota, denotando que en ningún momento habla de un viaje juntos, sino que pone énfasis en que solo es una ayuda.
- Por cierto… ¿Cómo te llamas? – le pregunta, mientras se prepara para viajar y claro par ayudarle a mantenerse de pie cuando se levante. Todo ello para comenzar el viaje en cuanto el humano este listo.
Gridoro- Cambiapieles
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